ORQUESTA
CLÁSICA (1750-1815)
Hasta 1750, la composición de la orquesta
varió mucho, aunque era bastante usual la siguiente: grupo de cuerda (violas y
familia del violín), clavecín, a los que se añadían, según las necesidades,
oboes, fagotes, y en ciertos casos, flautas, timbales y trompetas.
A partir de 1750, la orquesta adquirió la
composición actual, aunque algo más reducida. Gracias a Stamitz, en Mannheim,
se incorporaron a ella definitivamente los clarinetes y las trompas. Así, la
cuerda se dividió en 5 partes: violines ( primeros y segundos),
viola,violochelos,contrabajos (estos normalmente solían sonar paralelamente,
duplicándose).
En cuento a los instrumentos viento-madera, la
estructura presentaba más variaciones. El esquema más utilizado era el de una
flauta, dos oboes, fagotes y, un poco más tarde, clarinetes. A finales de siglo
se añadieron los trombones, el flautín y el contrafagot ( excepcionalmente).
Los instrumentos de metal era, generalmente,
dos trompas y, ocasionalmente, trompetas. A ellos, cabría añadir los dos
timbales, hasta entonces asociados al uso de los instrumentos de viento y a la
vida familiar. El resto de la percusión aún rara a mediados de siglo.a
El números de músicos que componían la
orquesta, que en Bach era de unos 20 y en Haendel, de unos 32, aumentó
considerablemente en el último cuarto de siglo hasta cerca de 50-60 (tal era el
modelo de la orquesta de París hacia 1767). Aunque dependía mucho de las
posibilidades económicas del mecenas, normalmente eran conjuntos más reducidos,
de unos 24 instrumentistas (por ejemplo, la orquesta de la corte de Esterházy).
En 1804, Beethoven dirigió una orquesta no mucho mayor (como escribió el mismo
en sus cuadernos).
En la orquesta, los músicos solían disponerse
en dos bandos opuestos, uno a cada lado del escenario. Esta era la disposición
más usual:
L. Boccherini
(1743-1805): Música nocturna de Madrid
En el concierto escucharemos tres movimientos extraídos de
uno de sus más conocidos quintetos de cuerda, el Quinteto
en Do mayor, Op. 30 nº 6 “Música nocturna de Madrid”, que se ha
convertido en habitual también en el repertorio para orquesta de cuerda, a la
que se añade un tambor.
Mozart: Symphony No.41 "Jupiter" / Mehta Wiener Philharmoniker
Durante el Clasicismo la orquesta vivió su mayor evolución y desarrollo. Stamitz estableció la primera orquesta clásica como tal: la orquesta de Mannheim. Fue la primera orquesta que utilizó los matices piano, crescendo, forte… Las cuerdas, además, exploran efectos como el pizzicato y las dobles cuerdas. Instrumentos que hasta entonces eran opcionales, como las flautas, trompetas o timbales, se convierten en indispensables. En los vientos se introduce la configuración “a dos”, a la vez que asumen papeles más importantes, convirtiéndose en autónomos melódica y armónicamente. Las trompas no se limitan a intervenir en el primer y el último movimiento de las sinfonías, como era habitual hasta entonces, sino que participan en toda la obra, salvo en el trío del minueto. En la segunda mitad del siglo XVIII se realiza una espectacular innovación: la inclusión de un nuevo instrumento, el clarinete. El piano aparece a menudo como solista con la orquesta. Beethoven incluye en su Sinfonía nº 5 un instrumento utilizado hasta entonces únicamente en música religiosa y ópera: el trombón.
Progresivamente va desapareciendo el clavecín de la orquesta, debido a que la línea del bajo se independiza de la del contrabajo, los violonchelos y el fagot. En su lugar, el primer violín asume la dirección del conjunto. Progresivamente, se va imponiendo la figura del director, presente al frente de la orquesta. Algunos directores, sin embargo, continúan dirigiendo desde el clave en ocasiones. En Milán, hacia 1770, existía la costumbre de que las tres primeras representaciones de una ópera las dirigiera el compositor desde el clavicémbalo, mientras que del resto se hacía el cargo el primer violín. Mozart dirigió varias de sus óperas desde el clave, al igual que hizo Haydn con sus sinfonías.
Comentarios
Publicar un comentario